Texto y fotos: Martin Simacourbe

Es uno de los lanzamientos del año en la Argentina. Se lo esperó bastante, pero entre la pandemia, los semiconductores y los problemas de logística hicieron que recién ayer podamos conocerlo en persona.

Y si bien nosotros ya sabemos todo del modelo (salvo el precio), recién podremos develar todos los detallesel 30 de agosto, cuando se libere el embargo que tiene la prensa sobre la motorización, caja, equipamiento y versiones que tendrá el modelo en la Argentina.

Aun así, un breve contacto nos dejó tela para cortar acerca del nuevo C3, que significa un antes y un después en la política regional de Citroën. Desarollado en India y el Mercosur, específicamente para estas regiones, es el primer modelo (si tenemos en cuenta que el C4 Lounge derivaba del C4 europeo) que llega a la Argentina sin haberse vendido en el Viejo Continente.

Con este C3 y otros dos lanzamientos que llegarán en 2023 y 2024 (partes del proyecto C-Cubed) la marca buscará duplicar su participación en la Argentina y cuadruplicarla en Brasil. Y para lograr semejante salto en volumen, Citroën fue a lo popular, al corazón del segmento.

Este C3 se muestra más terrenal, adecuado a las grandes necesidades del cliente Mercosur y por eso hace especial hincapié en elementos como el espacio interior, el despeje y la estética, tres elementos en los que, no por casualidad, se ve una impronta SUV, aunque la marca no reniega de ubicarlo como un hatch tradicional del segmento compacto.

Estéticamente, es un híbrido, porque sin el porte de un SUV tradicional (mide casi cuatro metros de largo), es alto y el despeje lo deja bastante elevado. La trompa es extraña, con los faros en doble nivel, pero también bastante llamativa, algo que siempre es valorado en el segmento. Hay versiones, cómo la que manejamos, sin los airbumps laterales. Y sin ellos no queda mal, pese a que esté zócalo suaviza la excesiva altura.

Por dentro repite lo que ya habíamos visto en fotos, aunque metimos mano y encontramos una terminación algo mejor a lo esperada, con plásticos duros, algo rústicos, pero bien encastrados y con algunas combinaciones que realzan la percepción.

El tablero es súper básico, todo digital y sin cuentavueltas, al menos en la opción a la que nos subimos, pero la pantalla táctil se lleva toda la atención. Es grande, moderna y de muy buena resolución.

La posición de manejo es alta y aunque la butaca regula bastante en altura (el volante no modifica la profundidad), siempre se conduce elevado, algo que cada vez valoran más clientes.

Atrás es muy amplio, sobre todo a lo alto, pero no retacea espacio para las piernas y en el ancho. Veremos con el centímetro en la mano cómo le va frente a los competidores, pero a priori queda bien parado. Del baúl no tenemos datos, pero también se lo ve espacioso. Y por debajo aparece una rueda temporal que veremos si sigue presente en la Argentina.

De manejo en sí no podemos hablar mucho, un poco por el embargo y otro poco porque el trayecto fue corto, sin grandes dificultades y con algo de tránsito. Apenas pudimos pasar los 60 km/h por la gran cantidad de radares, pero en un tirón a fondo se mostró bien insonorizado y, siempre, muy confortable.

No hubo exigencia como para dictar sentencia, pero parece que el uso diario está por encima de las cualidades para salir a la ruta; al menos eso evidencia en una dirección súper liviana. Y es que mucho de lo que ofrece este nuevo C3 está pensado para un cliente que, en muchos casos, se subirá por primera vez a un 0km.

El precio (para cuando se lance en la Argentina), el equipamiento y una gama con variantes (lo revelaremos en una semana) serán claves para que Citroën crezca en ventas. La marca cree que el nuevo C3 estará en el podio de su segmento, lo que habla de codearse con los Etios y Yaris el Sandero nacional. Veremos cómo le va.

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