Cuando FCA, lejos de negociar en las sombras, decidió hacer pública su intención de fusionarse con Renault, parecía que solo restaba que ambas marcas comunicaran el acuerdo.

Sin embargo, la difusión a la prensa traía aparejada una presión sobre el estado francés, que tiene una participación accionaria en Renault del 15 por ciento.

Y al final, fue la intervención del gobierno galo la que enfrió las negociaciones hasta el punto que ya no tiene retorno: el grupo italo americano comunicó que ha retirado su oferta.

Según el mismo comunicado, “ha quedado claro que en la actualidad, no existen las condiciones políticas en Francia para que tal combinación se desarrolle con éxito”.

Según parece, el estado francés quería tiempo para que Nissan, que inicialmente no estaba dentro de la oferta, ingresara en la fusión.

Pero ese retraso, aprobado por Renault, no cayó bien en FCA. Porque además del ingreso de la japonesa, el estado francés buscaba garantías laborales e incidir en mejores términos para los accionistas, según informa el sitio norteamericano Autoblog.

La fusión de FCA con Renault iba a crear el tercer grupo automotriz del mundo. Y en caso de ingresar Nissan, se hubiera convertido en el primero, por encima de Volkswagen y Toyota.