Luego de la gama de SUV y del sedán 9, DS regresa al segmento de los hatch medianos con el 4, un modelo que retoma la denominación ya utilizada por hasta 2018 (primero fue vendido con Citroën).

Se trata de una alternativa a los Golf, Focus y C4 (ver más) europeos y también a los futuros 308 y Astra (con los cuales compartirá la plataforma EMP2). Será fabricado en Alemania, en la tradicional planta de Opel.

Mide 4,40 metros de largo, 1,83 de ancho y 1,47 de alto. El baúl es de 440 litros y en la gama hay dos versiones, una tradicional y otra denominada Cross, que suma algunos elementos típicos de las versiones aventureras.

La estética es llamativa, como la de la mayoría de los DS, pero llama la atención que pese a su tamaño, puede llevar llantas de hasta 20″.

El modelo comenzará a venderse en el último trimestre del año en Europa y al poco tiempo estará disponible en la Argentina, uno de los mercados más importantes del mundo para la marca.

Lo que no está definido es si vendrán los dos tipos de carrocería. A nivel mecánico, en el mercado nacional debutará con el naftero THP de 215 CV y más tarde debería llegar la híbrida de 225 CV, que suma a un naftero de 180 CV el eléctrico de 110 caballos.

En todos los casos la caja es una automática de ocho marchas. No habrá variantes diesel y, por ahora, no está pensado sumar una opción 100 por ciento eléctrica.

El diseño tiene particularidades como la nueva firma led de la trompa, las manijas que se despliegan como en el DS 3 Crossback al acercarse y el pequeño triángulo que remata la ventanilla posterior.

Por dentro hay un tablero digital, dos pantallas táctiles (la clásica de 10″ y una sobre la consola entre asientos de 5″), una extraña selectora de cambios y salidas de aire directamente alojadas en las puertas.

El equipamiento ofrece muchas ayudas a la conducción, información en el parabrisas con realidad aumentada, control por gestos y cámaras 360°.