En la historia de los vehículos producidos en la Argentina, ha habido varios cambios de denominación. Modelos que se llamaban de una manera y junto con algún cambio (en general un buen restyling o un nuevo motor) y pasaron a nombrarse de otra.

En esta nota nos vamos a centrar únicamente en los que lo hicieron sin cambiar de marca (de esos ejemplos hicimos esta otra, ver más) ni de generación. Así que sin más preámbulo, estos son los que encontramos.

En 1967, IKA lanzó un rediseño de la pick up Jeep Gladiator que producía en Córdoba desde 1963. Pasó a llamarse T-80 e incluso unos años después se sumó la T-1000 con nuevos motores.

En 1969, Citroën renovó el motor del 2CV nacido en 1960 (de 0,4 a 0,6 litros) y con eso renombró al modelo como 3CV, una denominación que se utilizó únicamente en la Argentina (ver otros ejemplos).

También en 1969, Fiat lanzó el 1600, basado en el anterior 1500, pero con un diseño similar al del 125 europeo. Solo tres años más tarde alineó el aspecto y el nombre del mediano con el Viejo Continente, además de equiparlo con el novedoso motor biálbero.

Otro ejemplo de Fiat nos lleva al año 1983, cuando la marca, ya en manos de Sevel, llamó Super Europa al 128 Europa, que había renombrado en 1979 al 128 original de 1971. El compacto también sumó nuevos motores.

Un año después, siguiendo la política de la casa matriz de Fiat de dejar los números y llamar a sus modelos con nombres (ver más), Sevel bautizó como Spazio al 147, nacido en 1981. Lo más curioso es que hubo versiones básicas de este modelo llamadas Brio (en 1987) y Vivace (en 1993).

En 1986, IES, que se había quedado con la comercialización de Citroën, renombró el 3CV lanzado en 1983 como América, junto con un fuerte rediseño. Un año después, con nuevos cambios (mecánicos y en el interior), el modelo pasó a llamarse Súper América.

En 1990, Volkswagen propuso un singular cambio en la gama del Gacel, que existía desde 1983. Llamó a las versiones básicas (reemplazantes del discontinuado 1500) como Senda. Compartieron motores y el rediseño que llegó poco después, aunque el Senda sobrevivió por más tiempo.

En tiempos de Autolatina, se lanzó al mercado el Orion, la versión tricuerpo del Escort. Pero para 1996, ya separada de Volkswagen, Ford presentó la nueva línea del mediano, que incluía el regreso de la versión de cinco puertas y la continuidad del sedán, todos con el nombre Escort.

En 2002, con la llegada del Corsa II, Chevrolet renombró al modelo estrenado en 1994 como Corsa Classic. Para 2010, con un importante rediseño, el producido en Alvear pasó a llamarse simplemente Classic.

En 2008, diez años después de su arribo, el Peugeot 206 adoptó un rediseño que lo acercaba a la imagen del 207 europeo. La marca lo llamó entonces 207 Compact (en Brasil fue 207 a secas y en Europa 206+), una de las decisiones más polémicas de estos cambios.

En este caso no hablamos de una continuidad, sino de un regreso. En 2008, Renault lanzó el Symbol, un profundo rediseño del Clio sedán que ya se había discontinuado en el país.

Con varios años en el mercado, la variante carrozada de la Toyota Hilux fue ganando terreno dentro de la gama, tanto que junto con el rediseño de 2011 fue denominada directamente SW4.

Nuestro último ejemplo es similar al anterior. En el Renault Sandero lanzado en 2015 (como en la generación original), el Stepway fue una de las opciones más exitosas, tanto que con el reciente rediseño del año pasado, la opción aventurera pasó a tener el mismo status del hatch o el sedán.