Opinión: ¿Qué cosas podrían cambiar en el mercado automotor argentino en la presidencia de Milei?

Opinión: ¿Qué cosas podrían cambiar en el mercado automotor argentino en la presidencia de Milei?

La victoria de Javier Milei en las elecciones presidenciales abre un nuevo panorama para el mercado y la industria automotriz de la Argentina.

Por Martín Simacourbe

Cuando Javier Milei asuma la presidencia de la Argentina, muchas cosas cambiarán como nunca antes. Algunas serán de un día para otro y muchas otras deberán pasar por etapas de negociaciones tanto internas como externas.

Y varias de ellas afectarán al mercado y la industria automotriz argentina, que vive hoy un momento muy particular, con los autos nacionales logrando una penetración nuca antes vista desde la creación del Mercosur, trabas a los importados y aranceles por todas partes.

Milei hizo campaña con una motosierra e incluso habló en su discurso como presidente electo de que no hay lugar para el gradualismo en los tiempos que vienen, pero muchas de sus reformas llevarán tiempo.

En los siguientes párrafos vamos a repasar cuáles son los puntos más conflictivos del mercado actual que Milei podría cambiar radicalmente, aunque aún es muy pronto para saber cuándo se producirán esos cambios.

Impuesto “al lujo”: nació con Cristina (con impuestos del 30 y 50 por ciento), fue moderado por Macri (con un aumento de la base imponible y reducciones de esos porcentajes a 10 y 20 por ciento) y regresó con fuerza con Alberto, al punto de distorsionar por completo en la actualidad a todo el mercado (hasta un Cronos tiene precios ficticios para no pagarlo). Es de esperar que el nuevo gobierno los elimine por completo y más temprano que tarde, algo que le daría al mercado más transparencia, con el fin de los sobreprecios (más allá de lo que siempre determina la relación entre oferta y demanda) y el festival de ganancias de muchos concesionarios.

Cepo a los importados: a través de las SIRAs, el gobierno actual discrimina la cantidad de importados que ingresa al país, beneficiando a quienes tienen una balanza exportadora mayor. Esto hizo que el mercado se poblara de autos nacionales como nunca antes desde la creación del Mercosur. Si bien Milei pretende abrir las fronteras a productos internacionales, no le será tan fácil en el corto plazo. Ya se sabe que la unificación cambiaria no será inmediata, con lo cual el ingreso irrestricto de unidades importadas también debería ser gradual.

Regresos y estrenos postergados: independientemente de cuándo llegue, si esa apertura se diera, promoverá la aparición de modelos importados que están congelados o postergados, desde una Hyundai Tucson coreana hasta una Chevrolet Silverado mexicana (y muchos más modelos importados que alguna vez se anunciaron) sin olvidar el regreso de modelos como el Renault Kwid brasileño, que se dejó de vender para favorecer las ventas del Sandero nacional. Estos son solo algunos ejemplos, pero la lista es larga y se incrementará violentamente si las barreras fronterizas se liberan.

El fin de cazar en el zoológico: cuando el punto anterior se concrete, uno de los cambios fundamentales será que los autos nacionales competirán con los importados en condiciones a las que estuvimos acostumbrados, salvo en los tiempos de Alberto y el segundo mandato de Cristina. Aun con el 35 por ciento de arancel extrazona como barrera proteccionista, los nacionales dejarán de tener el actual privilegio de ser, prácticamente, los únicos modelos con una disponibilidad que los dejaba en una situación tan ventajosa como la de cazar en un predio cerrado y que llevó, por ejemplo, a que el Cronos tuviera un porcentaje de penetración nunca antes visto no solo para el modelo, sino para un segmento con cada vez menos preferencia en el mercado mundial (ver opinión).

Arancel extrazona: en tiempos de motosierra, antes que el pacto con el macrismo le diera los votos necesarios para derrotar al oficialismo, el propio Milei habló de romper relaciones con Brasil y China, dos de los principales socios comerciales de la Argentina. Para traer autos de cualquier lugar del mundo sin pagar aranceles, antes el gobierno debería olvidar el acuerdo Mercosur que graba con 35 por ciento a los autos producidos fuera de la región, algo poco probable teniendo en cuenta que Brasil es el principal comprador de la industria automotriz argentina, una actividad que si bien es deficitaria, es una de las mayores empleadoras de la argentina. Si se diera, sería un cambio radical para el mercado y la industria local.

Impuestos: un punto clave para el consumidor argentino es la tremenda carga impositiva que paga por cada 0 km vendido. Más del 50 por ciento del precio que abona en el concesionario se va en impuestos que recauda el estado. En ningún lugar del mundo se deja de cobrar por los autos que se venden, pero el fisco argentino es uno de los más voraces del planeta en este rubro. Seguramente será un punto a modificar por el próximo gobierno siguiendo los lineamientos que se han anticipado en la campaña.

Patentamiento: otro punto donde el estado se hace presente con fuerzas es en el alta de cada unidad 0km o usada. Como en el punto anterior, se espera que tanto el trámite como los impuestos conlleva cada operación se liberen, ya sea parcial o totalmente. Incluso se habló, más como un rumor que como un dato concreto, de la eliminación de los registros automotores de todo el país, una de las cajas más discrecionales de toda la política argentina.

¿Cambiará el gobierno de Milei uno, muchos o todos estos puntos? Lo sabremos a partir del 10 de diciembre próximo. Si beneficiará al consumidor, a la economía y a la industria, será análisis para más adelante. Pero cualquier de estos que se concrete, ya será suficiente para modificar fuertemente lo que venimos teniendo (y en muchos casos padeciendo) los que estamos en el rubro automotor. De hecho, es ese reclamo el que llevó a Milei a la Casa Rosada: cambiar.

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