Contacto: Renault Duster 4×4

Contacto: Renault Duster 4×4

Nos subimos a la vedette de la gama: el 2.0 con caja de sexta y el sistema de tracción All Mode. Primeras impresiones.

Por Gastón Vanini

Un circuito especialmente preparado para el lanzamiento del modelo sirvió como espacio natural para realizar el primer contacto con el Duster en su versión 4×4, que debió enfrentarse a severas dificultades, como pronunciados desniveles, cruce de arroyos, trepadas e inclinaciones, poniendo a prueba su robustez y capacidad de tracción.

A diferencia de otros modelos del segmento de los compactos, el Duster no sólo tiene la “pinta” de un 4×4, sino que lo es. Se trata de un SUV liviano que, como la mayoría de ellos, incluye doble tracción, pero no dispone de caja reductora. Pero para compensar esa ausencia, Renault lo dotó de una caja con un escalonamiento de marchas específico para la versión 4×4.

La primera posee una relación bien corta, y los tres cambios sucesivos también acompañan esa tendencia, siendo más cortos que en la versión 2.0 4×2. Esto le permite contar con buena entrega de fuerza con la primera marcha conectada; circulando a muy baja velocidad con un régimen de rpm “alegre”.

Impecable el desempeño del sistema All Mode 4×4, que ofrece tres posibilidades de uso y se las arregla para sortear diversos obstáculos de mediana complejidad. El modo 2WD utiliza sólo las ruedas delanteras (para cuando se transita en condiciones óptimas de adherencia), mientras que el “Auto” acopla automática e inmediatamente el eje trasero ante la falta de adherencia del delantero.

Si bien no es el más recomendado para enfrentar situaciones extremas (por ejemplo una pendiente con barro), el sistema es rápido, ya que luego de una leve patinada de las ruedas delanteras, acopla automáticamente el eje trasero.

Durante el recorrido nos tocó enfrentar varias pendientes de tierra, sectores en que en modo Auto, durante los primeros metros el Duster avanzaba gracias a las ruedas delanteras, aunque la pérdida de adherencia en estos casos es inminente. A partir de ese momento entra en acción el eje trasero. Muchos se preguntarán si se percibe ese cambio en la tracción.

A nivel mecánico no hay ningún tipo de sonido que lo manifieste, no obstante, el conductor lo advertirá a través de la respuesta y la prestación del vehículo una vez que traccionan las cuatro ruedas; es notable la mejora en la tracción. Para los terrenos más dificultosos, lo más adecuado es elegir el modo “Lock”, que mediante el bloqueo 4×4 ofrece potencia continua en todas las ruedas, con un reparto fijo de hasta 50/50, según las condiciones del terreno.

El motor es el conocido naftero 2.0 (138 CV) que equipaba al Mégane II, y que le sienta verdaderamente bien al Duster. Gracias a su torque, brinda aceleraciones contundentes y buena respuesta en baja en el manejo off road. En la gama también está el 1.6 16V (110 CV) utilizado además por el Sandero, y con algunas diferencias respecto al del Fluence 1.6.

Buen trabajo de las suspensiones de esta versión (con esquema McPherson delantero y eje multibrazo trasero), que poseen un generoso recorrido y absorben con soltura todas las irregularidades del camino.

El despeje, de 21 centímetros, es como el de una pick up 4×4 mediana, y contribuye a que las partes bajas del Duster no se vean amenazadas, además de aumentar el ángulo ventral, que junto a los escasos voladizos le brinda al Duster dignas aptitudes off road. Además, durante el exigente periplo de montaña no se registraron ruidos torsionales en el interior, donde sólo se hicieron sentir algunos “grillitos”.

La posición de manejo es cómoda, aunque le vendría bien la regulación en profundidad del volante (no disponible en la gama). Acompañan los comandos al alcance del conductor, la cómoda pedalera y un selector de cambios que ofrece buen tacto y un paso de marchas con recorridos cortos y seguros. En tanto, la habitabilidad trasera se destaca gracias a las generosas trochas del modelo.

El espacio para las piernas es correcto, así como también la altura de la cabeza al techo. El asiento trasero es plano y el baúl ofrece una generosa capacidad de 408 litros, unos 63 litros menos que en la versión 4×2, ya que el esquema de suspensión independiente y el diferencial trasero impidieron que el auxilio se ubique en una jaula externa. En este caso, se posiciona internamente, debajo de la alfombra del baúl.

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