Por Martín Simacourbe
Fotos: Prensa Stellantis

Stellantis lanzó finalmente en Argentina la Titano (ver versiones y precios), la pick up nacida de una joint-venture entre Changan y Peugeot (ver más), pero que termina llegando al mercado argentino con el logo de Fiat. De hecho, el grupo confirmó que no habrá una Landtrek argentina (ver más), aunque sí habrá otra compañera en el futuro (probablemente con marca Ram).

Aunque recién nos llega, esta familia de pick ups debutó en 2019 en China, cuando apareció la Changan Kaicene. La Titano propiamente dicha, se presentó hace un año en Brasil (producida en Uruguay) y ahora llega el turno de la fabricada en Ferreyra, con los cambios que habíamos conocido en la planta hace casi dos meses (ver más) y ahora comprobamos al volante. 

Antes de ponerla en marcha, la Titano muestra un diseño que no rompe ningún molde en el segmento: la trompa es llamativa y personal, pero el resto recuerda mucho a la Hilux. Igual, en cada rincón se puede ver algo de cualquier chata de la competencia, algo muy común en este segmento. 

Por dentro hay un mix entre unas pocas novedades que aportó la marca y la herencia Peugeot que se nota en el tablero o el pianito de la consola central. La posición de manejo es correcta (con regulación eléctrica en ambas butacas en esta versión full) y atrás se viaja cómodo, con buen espacio en todas las direcciones y un respaldo de buena inclinación. 

Las pantallas entregan sensaciones encontradas: el tablero mezcla agujas y una generosa computadora central, pero no hay manera de variar la vista y algunas informaciones son muy pequeñas. La multimedia es de lo mejor, pero el climatizador, que se maneja con generosas teclas por debajo, tiene un display muy reducido en la pantalla principal. 

En seguridad, el equipamiento es muy completo (frenado, crucero adaptativo, alerta de carril, punto ciego y faros full led, pero con altas de flojo alcance), algo que no es fácil de conseguir por este precio. En confort tiene algunos faltantes como cargador inalámbrico (se ofrece como accesorio), pero está Ranch tiene, por ejemplo, cámara 360° y lona marítima.

La calidad es la esperada para este segmento, con buenos encastres (veremos cuál es su “vejez”), pero la insonorización eólica dejaba mucho que desear en nuestra unidad. Recalco lo de “nuestra” porque, tras el recorrido, colegas que manejaron otras Titano no lo habían notado.

Completamos el informe estático con la zona de carga, que soporta 1.020 kilos, un número acorde a lo que demanda el segmento. El portón es bastante pesado (hay una mejor amortiguación como otro accesorio) y la caja cuenta con una cobertura plástica que siempre es bienvenida. Ah, el auxilio es idéntico a los cuatro titulares.

En marcha, el turbodiesel 2.2 de 200 CV y 450 Nm se hace escuchar. Es una buena potencia dentro del segmento de los cuatro cilindros (sobre todo en la entrega de gama, donde solo S10 ofrece algo similar), pero la respuesta es un tanto remolona, algo en lo que parece tener cierta incidencia como se relaciona este motor con la eficiente caja de ocho marchas, vínculo que mejora un poco al activar el modo Sport. Ahora, cuando se busca la zona alta del cuentavueltas, la presencia de los 200 burros se hace notar, lo mismo que el ruido a bordo. 

Es justo remarcar que buena parte del trayecto se realizó en los caminos de las altas cumbres cordobesas, con tramos que alcanzan los 1.000 metros de altura. Veremos si en el llano la cosa mejora un poco.

Sin embargo, la mayor particularidad de este propulsor, al menos en el mercado argentino, es que para reducir las emisiones recurre a un tanque de Urea (nada de DPF), una solución muy común en el transporte de cargas, pero que llega por primera vez al segmento de las pick ups medianas.

No es lo más práctico, pero con una carga se recorren casi 10.000 km, con lo cual tenés que ser muy despistado como para que sea un problema (siempre y cuando las alertas que emite el tablero funcionen correctamente).

La mejor cara del comportamiento se ve en el confort de marcha, con un buen ajuste de las suspensiones, algo en lo que la marca hizo especial hincapié frente a las que se armaban en Uruguay con especificaciones chinas.

Si bien la dirección es un tanto pesada, no es una camioneta saltarina como otras y también el tren delantero se muestra más firme en curvas y caminos desparejos, un dato que me comentó Matías Antico, que tuvo la posibilidad de manejar la versión uruguaya. 

El circuito off road que recorrimos tenía una dificultad casi nula, con lo cual no dio para comprobar qué tal se comporta fuera de ruta. El sistema dispone de 4×4 de reparto automático y una baja con bloqueo de diferencial trasero y modos arena y nieve, lo que debería ser suficiente como para no sufrir demasiado.

En la ruta se desempeña con soltura, pocas inclinaciones y allí la dirección mejora, aunque no termina de entregar la mejor comunicación de lo que están haciendo las ruedas. 

La primera impresión, tras un recorrido de poco más de 200 km, es que en prácticamente todos los rubros, la Titano no se presenta como la referencia del segmento mediano de pick ups, pero estará muy lejos de defraudar en cada uno de ellos a quien la elija.

No por nada, Fiat la ubicó entre las opciones más accesibles del segmento (ver precios), cuidando de ofrecer siempre algún elemento poco frecuente o inexistente por su precio, como puede ser potencia en la gama baja, tracción 4×4 y caja automática en la media o bastante equipamiento en la full.

Esos extras serán fundamentales para que los usuarios de pick ups, que no son muy amigos de dejar lo que ya funciona, se tienten a dar ese salto de fe que siempre significa subirse a un producto nuevo. De una marca muy reconocida, es cierto, pero que por primera vez se mete en el segmento más caliente de la industria automotriz argentina.