Por: Martín Simacourbe
Fotos: Miguel Tillous y M.S.

Aunque esta Montana es la primera pick up compacta de General Motors con doble cabina y cuatro puertas, no es la primera que el grupo americano vende en el segmento en esta región.

Hay que remontarse a mediados de la década del ochenta, cuando en Brasil, la filial local creó la Chevy 500 sobre la base del Chevette (nuestro Opel K-180).
Aquí la tuvimos con el mismo nombre, pero con la marca GMC, en los tiempos en que GM no estaba oficialmente en la Argentina y algunos productos llegaron de la mano de Ciadea, la representante de Renault.

Luego vino la Corsa pick up y últimamente la Montana basada en el Agile aunque, en el medio, Brasil produjo la primera Montana, sobre la base del Corsa II y que estuvo cerca de venderse por acá, pero finalmente no tuvimos.

Y así llegamos a esta nueva Montana, que toma la base y muchos componentes de la Tracker, posicionándose a la par de la Renault Oroch (otra derivada de un SUV compacto) y por debajo de las Toro y Maverick (que derivan de un SUV mediano).

A diferencia de todas estas, la Montana no ofrecerá versiones 4×4, toda una declaración de intenciones, ya que su perfil es mucho más familiar que utilitario, algo que pese a lo citadinas que son todas, ninguna esquiva.

La Montana llega a la Argentina (como la Oroch o la Toro, solo se vende en el Mercosur) importada de Brasil en una oferta reducida, producto de las restricciones, con dos versiones de pocas diferencias (en Brasil hay una con caja manual) y el mismo motor turbo conocido en la Tracker. Como es costumbre, probamos la full, con la suma de algunos opcionales.

DISEÑO/ESTILO

Pese a que comparten componentes, la Montana no parece un simple Tracker cortada. Tiene un estilo propio, algo reforzado por un diseño diferente de la trompa.

La pick up recurre a las ópticas de doble piso que son novedad en los Chevrolet a la venta en la Argentina, pero que ya hemos visto en varios SUV de la marca en otros mercados (ver más).

Al ser la primera con este estilo, es inevitable relacionarla con la Toro o algún Citroën, porque en nuestro mercado no son tantos los que se unieron a este novedoso diseño.

El resto es tradicional, con una caja no tan alta, cortita y que recurre a un portón convencional que abre hacia abajo. La novedad pasa por el plástico que une ambas ópticas traseras (no sé nota tanto en este color oscuro que nos tocó) y que le queda muy bien.

Las llantas son de 18 pulgadas de corte más bien deportivo y viene con una barra tipo San Antonio plástica y las clásicas sobre el techo. Nuestra unidad, además, sumaba los estribos y las llantas diamantadas, que son opcionales.

INTERIOR/CONFORT

Por dentro es más parecida a la Tracker, aunque GM se encargó de diferenciarla con un nuevo diseño del sistema multimedia, que se une al tablero formando una sola pieza.

La pantalla es algo pequeña, pero el tamaño es suficiente. Lo que quedó antiguo es el tablero, con dos relojes llenos de rayitas y una compu central monocromática que podría dar algo más.

La calidad es correcta, con plásticos duros de buena confección y una insonorización buena al viento, pero que deja filtrar el ronroneo clásico de los motores de tres cilindros, sobre todo en frío.

La posición de manejo es de lo mejor, se viaja casi como en un auto y todo queda a mano gracias a la doble regulación del volante. Atrás el espacio es bueno a lo ancho, normal a lo alto y pequeño a lo largo, con poco lugar para las piernas. Además, el respaldo es bastante recto, algo típico de estas pick ups.

La estrella es la caja de carga, porque está muy bien protegida con un plástico resistente y es muy espaciosa (874 litros), con ganchos varios e iluminación. GM ofrece, como opción, algunos elementos para transformarla casi en un baúl: nosotros teníamos una bandeja que deja las cosas cerca, pero también hay unos prácticos estantes con diferentes huecos. También contábamos con una cortina eléctrica que la aísla de los amigos de lo ajeno, pero lo más común es una lona tipo marítima.

En ninguno de los casos es posible sellarla por completo y en los caminos de tierra el polvo se filtra, pero al agua, con la cortina, le cuesta entrar. Por debajo, hay un auxilio temporal, algo cada vez más extendido.

Con respecto a la practicidad de la caja, entran a jugar las preferencias de cada uno. Soy de la idea que, más allá de las modas, no tiene mucho sentido elegir una camioneta por sobre un SUV si es que no vas a aprovechar en serio los beneficios de tener una caja (llevar con frecuencia elementos altos, pesados o sucios), pero cada uno es dueño de subirse a lo que más le plazca.

Por último, al equipamiento no le sobra mucho y ofrece cargador inalámbrico, acceso sin llave, cámara, control crucero y climatizador como lo más importante.

MOTOR/PRESTACIONES

La motorización es la misma de la Tracker, un 1.2 turbo de 3 cilindros, 132 CV y 190 Nm que tiene una respuesta muy agradable, tanto en el uso en ciudad como en la ruta.

De hecho, con lo liviana que es (GM no declara oficialmente el peso), la Montana ofrece muy buenas prestaciones, casi a la altura de la Oroch (165 CV) y mejor que la Toro (170 CV) pese a ofrecer unos 30 caballos menos. La diferencia es aún mayor con la Fiat equipada con el veterano 1.8 de 130 CV.

Hablamos de poco más de 10 segundos para acelerar y poco más de 7 para recuperar, cifras casi calcadas a las de la Tracker que probamos hace tres años (ver más).

Los consumos también son buenos gracias a un motor de pequeña cilindrada que circula a bajas vueltas. Gasta unos 6 l/100 km en ruta y 8 en autopistas. Solo en ciudad se eleva a casi 11 litros. En promedio, pide parejo con una Toro y algo menos que una Oroch.

También repite del SUV la caja de seis marchas, que tiene un funcionamiento correcto y no ofrece ningún modo manual. Hay teclas con un + y un – en la selectora, pero sirven para establecer la marcha máxima a la que va a circular si ponemos la palanca en L, un eficiente sistema para mantenerla en el cambio elegido si la llevamos con carga o en algún camino complicado.

COMPORTAMIENTO

En la Tracker e incluso en el Onix, esta plataforma había demostrado su buen desempeño y la Montana no es la excepción. GM hizo algunos ajustes en la suspensión trasera para recibir los 600 kilos que resiste la caja (585 en esta Premier) sin resentir el comportamiento, y lo ha logrado.

Con esa base y una distancia entre ejes estirada, muestra un desempeño en curvas que está entre lo mejor de todas las pick ups intermedias y que podría ser el mayor gancho a la hora de encontrar clientes: no tiene nada que envidiarle a un SUV o y poco a una berlina a la hora de moverse.

Como ya dijimos, pese a que carga a la par de una Oroch o una Toro naftera (la diesel puede llevar hasta una tonelada), la Montana muestra un perfil mucho menos laburante, acorde al uso que les están dando muchísimos clientes a estas pick ups, sin largueros o complicados sistemas de tracción.

La dirección es sumamente liviana en ciudad, pero cuando se la exige, ayuda en las maniobras de esquive llevándola con precisión y aplomo en todo tipo de curvas.

En el día a día es bastante confortable, pero unas llantas de menor medida ayudarían en algunos empedrados donde el perfil bajo se hace notar, algo que no incomoda en caminos de ripio.

SEGURIDAD

Como casi todos los Chevrolet (salvo el Joy, que está viejito), la Montana trae de serie seis airbags, algo en lo que supera cómodamente a la Oroch, que solo viene con dos.

Pero a diferencia de la Tracker, ninguna versión viene con frenado autónomo u otras ayudas (salvo el detector de punto ciego) que ofrece la Toro. No estaría mal que alguna versión las incorporara.

Lo bueno viene por el lado del frenado, con números muy buenos (39 metros), una cifra que sus rivales más directos envidian. Por su parte, las luces mostraron una iluminación correcta, sin grandes elogios.

PRECIO/COMPETENCIA

El precio de esta versión Premier es de 18.105.900 pesos (1.238.000 más que la LTZ). Es un valor alto teniendo en cuenta que la Tracker Premier (con más equipamiento), vale 1.140.000 pesos menos.

También lo es con respecto a sus rivales, ya que está unos 3.5 millones más que la Oroch turbo (solo dos airbags) y unos 200.000 más que la Toro turbo (más equipada en confort y seguridad).

El tema es que con la muy poca cantidad de unidades que están ingresando (de cualquiera de estas pick ups importadas), los precios dependen mucho del stock del concesionario, con lo cual no es posible hacer una estimación real de qué tan cara o barata está.

A diferencia de otros modelos, donde GM saca a relucir precios competitivos, esta Montana hace valer, por ahora, el hecho de ser la más novedosa. Veremos cómo le va en la dura pelea a la que se acaba de subir.