En lo que va de 2025, Argentina exportó 229.433 unidades, un 10% de lo que había logrado en los diez primeros meses de 2024.

Brasil es nuestro gran mercado de exportación (con casi el 69% de los envíos), pero este año se enviaron allí 25.000 unidades menos que el año pasado. América Central cayó más de 4.000 unidades, mientras que Chile mejoró 2.000 y Perú poco menos de 1.600.

Según la asociación de fabricantes argentinos (ADEFA), la exportación de automóviles “aún enfrenta dificultades para incrementar los volúmenes y acceder a nuevos mercados”.

La gran dificultad es impositiva. Según ADEFA, este año “hubo una reducción en la carga fiscal a nivel nacional“, aunque el organismo reclamó que “este esfuerzo debe ser compartido con provincias y municipios, por eso la importancia de avanzar en una reforma fiscal que contribuya a mejorar la competitividad y fortalecer las exportaciones”.

Cada automóvil argentino exportado paga un 13% de impuestos, pero de ese monto, el 70% son generados por provincias y municipios (ingresos brutos, tasa de seguridad e higiene y más) y solo el 30% por el Estado Nacional (impuestos a créditos y débitos, entre otros).

Por otra parte, las terminales dejaron de recibir, a mediados de este año, el beneficio que tenían las exportaciones incrementales (por encima de las 137.000 unidades), algo que depende de la administración central.

Es decir, casi 100.000 unidades exportadas desde esa fecha pagaron derechos de exportación. La alícuota para esas unidades, que había bajado de 4,5% a 0 desde 2021, no parece que vaya a quitarse en lo poco que resta del año.

La esperanza de ADEFA y de las terminales que la componen es que, con un panorama fiscal más alentador, en 2026 vuelva a gozar de ese beneficio.