DISEÑO/ESTILO
Al ser más bajo y lucir importantes llantas de 18 pulgadas ubicadas en pasarruedas engrosados, una generosa toma de aire y una vistosa salida central de escape, el RS deja claro para qué fue concebido. Es un auto muy personal y llamativo (sobre todo en amarillo, uno de los únicos dos colores disponibles junto con el negro) que no es fácil de asociar al Mégane más doméstico ya que toma la base de la versión de 3 puertas que no llega al país.

El tratamiento aerodinámico está al servicio de la estabilidad, incluyendo spoilers (delantero y laterales) y un alerón que remata la reducida luneta. Los cáliper de freno en tono rojo combinados con las llantas de aleación en color negro mate le aportan un toque más racing, mientras que las luces LED de iluminación permanente también atraen miradas.

INTERIOR/CONFORT

En el interior lo primero que llama la atención son las butacas Recaro de neto corte deportivo (a tal punto que los airbags se ubican en “cajas” en sus laterales). Con un fino relleno blando, son en realidad duras, tienen tapizado textil y abrazan el cuerpo como en un auto de carrera. No cansan la espalda tras varias horas de manejo y además descienden bastante, lo que mejora la posición de manejo deportiva, compensando además la escasa profundidad de la pedalera.

Las plazas traseras son poco habitables. Por un lado las dimensiones de los asientos delanteros quitan espacio y por otro la caída del techo deja poco lugar para que vayan cómodas personas de contextura mediana o grande. Considerando su condición de coupé deportiva, el baúl es grande, con 344 litros de capacidad.

Bien insonorizado con respecto al viento, el habitáculo es permisivo –afortunadamente– con el sonido del motor, algo indispensable para incrementar las sensaciones deportivas. El instrumental ofrece una generosa información con lectura clara y sencilla, y se destaca el tacómetro con fondo amarillo y números grandes.

La mayoría de los comandos se encuentran al alcance de la mano y como detalle llamativo esta variante no ofrece un navegador integrado. En su lugar cuenta con un display demasiado simple que sólo indica funciones del audio. Los comandos de radio y climatización no difieren de los Mégane “terrenales” y no son los más fáciles de operar con sus botones pequeños y apiñados.

En cuanto a la calidad de terminación, es en general muy buena, con algunos detalles más cuidados incluso que en el Mégane turco (el RS se produce en Palencia, España).

El nivel de equipamiento de este modelo impacta mucho más en la dinámica que en el confort, con elementos especiales como el diferencial de deslizamiento limitado tipo Torsen, los poderosos frenos a disco en las cuatro ruedas desarrollados por Brembo, el control de estabilidad de tres configuraciones, el chasis Cup (el más deportivo de todos los RS) y los neumáticos de medida 235/40 con aro de 18 pulgadas.

En cuanto al confort, las butacas deportivas Recaro son el principal atributo y se agrega un techo solar fijo de generosas dimensiones. El resto es muy similar a las variantes domésticas del Mégane III.

MOTOR/PRESTACIONES
Los ingenieros de Renault realizaron una serie de trabajos específicos para transformar a este RS en un verdadero deportivo. Como base se utilizó el motor F4Rt de 2.0 litros al que se le realizaron numerosas modificaciones. Admisión, escape, distribución, electrónica y un turbo twin scroll (doble entrada) lo llevaron a 250 caballos con un gran torque de 34,7 kgm.

Es elástico, dócil y progresivo hasta las 2.000 rpm, momento en el que comienza a empujar con una fuerza y sonidos contundentes. A partir de las 4.000 rpm la turbina anima la aceleración y se lo siente a pleno hasta las 6.000 rpm, cuando se produce el corte de inyección, al que llega muy rápido, a tal punto que un testigo luminoso avisa el momento justo para subir un cambio y no perder tiempo. La fuerza G se siente en la espalda y es muy difícil resistir la sensación de acelerar y pasar cambios una y otra vez, como una de esas peligrosas tentaciones…

Este motor está acoplado a una caja manual de seis marchas cuyas relaciones permiten sacar el mayor provecho del motor en términos de respuesta. Acelera de 0 a 100 km/h en 7 segundos clavados y alcanza una velocidad máxima de 240 km/h en sexta marcha a 5.900 rpm.

El consumo es un poco elevado en ciudad, con más de 12,5 litros cada 100 km, pero en ruta a velocidades moderadas no difiere demasiado del Mégane 2.0 de 140 CV. De todas maneras el gasto combustible no estará entre las preocupaciones de quien invierte 49.000 dólares en un deportivo.

COMPORTAMIENTO
Para garantizar la seguridad dinámica, el eficiente chasis tipo Cup tiene una puesta a punto específica que lo acerca a los modelos de competición. Firme y seguro, resuelve todo tipo de curvas con mínimas inclinaciones y con gran precisión.

El menor despeje, los generosos neumáticos de perfil ultra bajo, las barras estabilizadoras más gruesas y la dureza de los elementos elásticos son pieza clave en su destacable dinámica, pero lógicamente degradan el andar en ciudad, demasiado áspero.

Su hábitat preferido es la ruta, el asfalto en buen estado. Si lo llevamos al límite nos encontramos con un deportivo temperamental de reacciones nerviosas y deslizamientos laterales que (si desconectamos el ESP) obliga a estar atentos con la dirección y el acelerador.

En cuanto al despeje, es mínimo, hay que estar atentos para no romper los bajos del auto como tampoco los neumáticos en los pozos (por suerte el auxilio es igual a las ruedas “titulares”).

SEGURIDAD
La gran novedad en este rubro está relacionada con el control de estabilidad ESP, que permite elegir entre tres funcionamientos diferentes. Al encender el auto, por default se conecta el modo “On”, que activa el ESP, el ASR y el servofreno de emergencia. El sistema interviene apenas detecta una modificación brusca en la trayectoria con pérdida de adherencia. El ajuste de la respuesta del pedal del acelerador, además, evita los tirones y se adapta perfectamente a un uso diario.

En la modalidad “Sport” (se conecta mediante una pulsación corta al botón) el ESP es menos intrusivo, permanece activo pero el umbral de intervención es más tardío, permitiendo cierto ángulo de desvío de trayectoria del auto y sólo interviene cuando ese desvío sobrepasa los límites de seguridad. La respuesta del acelerador varía y permite una respuesta más rápida del motor.

La opción “Off” se reserva para una conducción deportiva pura, sin asistencia y con un máximo de sensaciones, sobre todo en circuito. La corrección electrónica de trayectoria se desactiva por completo y la respuesta del acelerador es la más rápida. En esas condiciones, el RS solicita manos expertas que puedan aprovechar sus cualidades dinámicas en un circuito, donde es realmente un deportivo cautivante.

A esta tecnología se suman los incansables frenos Brembo, con ABS, que están a la altura de las circunstancias y logran detener al RS en poco más de 40 metros viniendo a una velocidad de 100 km/h. Además, suma seis airbags, faros de xenón direccionales, sensor de estacionamiento trasero y anclajes Isofix, entre otros dispositivos.

PRECIO/COMPETENCIA
En la Argentina el Mégane RS es un auto que está prácticamente sólo ya que por sus características no tiene un rival directo. Se ofrece a 49.000 dólares, un valor elevado si consideramos que por un precio similar es posible acceder a vehículos de marcas Premium. Algunas alternativas de concepción diferente pero con un precio similar son el Golf GTI de 211 CV (U$S 47.000) y el Hyundai Genesis Coupé de 210 CV (U$S 41.000).